ENVIADO POR LUIS
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Un hombre se quejaba así:
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— Dios mío, ten compasión de mi, mira como trabajo tanto, en cambio mi mujer tan tranquila en la casa. Yo daría cualquier cosa para que hicieras un milagro y convirtieras a mi mujer en mí, y yo en mi mujer, para que la muy floja aprenda lo que es la vida de un hombre.
— Dios mío, ten compasión de mi, mira como trabajo tanto, en cambio mi mujer tan tranquila en la casa. Yo daría cualquier cosa para que hicieras un milagro y convirtieras a mi mujer en mí, y yo en mi mujer, para que la muy floja aprenda lo que es la vida de un hombre.
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Dios, en su infinita misericordia, ¡ZAZ! que le concede el milagro.
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El primer día en la mañana, el milagro andante corre a levantar a los niños para que se alisten, prepara desayunos, pone una lavadora, saca del congelador la carne para el mediodía y sale disparado a la escuela con los hijos.
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De vuelta pasa a la gasolinera, cambia un cheque, paga el teléfono y la luz, recoge de la tintorería, hace las compras del súper rapidísimo ¡y ya estaba al filo de la una de la tarde!
De vuelta pasa a la gasolinera, cambia un cheque, paga el teléfono y la luz, recoge de la tintorería, hace las compras del súper rapidísimo ¡y ya estaba al filo de la una de la tarde!
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Tendió camas, sacó la ropa húmeda y puso otra lavadora, aspiró por donde siempre anda mirando la suegra, preparó un arroz frito, salió disparado a la escuela, se peleó con sus hijos maleducados, les dio de comer, lavó los platos, tendió la ropa húmeda en sillas porque estaba lloviendo a cántaros, miró que los niños comenzaran a hacer la tarea, planchó una ropita pendiente mientras veía algo de tele...
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Y salió disparado a la cocina para preparar la cena mientras volvía a pelear con los hijos para que se bañaran a tiempo.
A las 9 de la noche estaba agotado y deseando dormir a pierna suelta, pero en la cama le esperaban más deberes...
A las 9 de la noche estaba agotado y deseando dormir a pierna suelta, pero en la cama le esperaban más deberes...
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¡EL DEBER DE ESPOSA!... pobrecito, lo cumplió como pudo...
Al día siguiente volvió a clamar a Dios:
Al día siguiente volvió a clamar a Dios:
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—¡Señor! ¡No sé en qué estaba pensando cuando tanto te supliqué que me cambiaras el rol! Te ruego me devuelvas a mi condición normal, ¡por favooor!"
—¡Señor! ¡No sé en qué estaba pensando cuando tanto te supliqué que me cambiaras el rol! Te ruego me devuelvas a mi condición normal, ¡por favooor!"
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Entonces oyó la amorosa respuesta de Dios:
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— Claro que sí, hijo mío, sólo que deberás esperar nueve meses porque anoche quedaste embarazado.
— Claro que sí, hijo mío, sólo que deberás esperar nueve meses porque anoche quedaste embarazado.
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