Para saber hablar, es preciso saber escuchar". Plutarco
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Para poder escuchar verdaderamente a los demás es imprescindible empezar por escucharnos a nosotros mismos. Escuchar es una actitud que nos permite comprender a la persona que nos está hablando. Así, cuando practicamos la escucha activa demostramos interés por el otro a través del 'feedback', le damos espacio para permitirle reflexionar y utilizamos la pregunta como herramienta para hallar la solución que está buscando.
Una pregunta bien formulada puede expandir la mente de nuestro interlocutor hacia nuevos horizontes, e incluso llevarle a realizar cambios importantes en su vida. A diferencia de un consejo -que trae consigo implícita la respuesta-, la pregunta motiva a nuestro interlocutor a ahondar en sí mismo, tratando de ver su situación con más distancia y objetividad. Así, preguntar de forma consciente promueve que la conversación se vaya concretando, dirigiéndose hacia la raíz del conflicto.
Eso sí, para practicar la escucha conscientemente hemos de estar conectados con nosotros mismos y con el momento presente. Gracias a este silencio y quietud internos aportamos calidad a la conversación. Escuchar nos permite experimentar nuestras interacciones con una mayor profunidad y plenitud. Supone un ejercicio diario, un compromiso por mantener relaciones más honestas, constructivas y auténticas. Aunque lo parezca, no es lo mismo oír que escuchar. Y sin duda, existe un abismo entre aconsejar y preguntar.
Irene Orce
El que sabe callar es siempre el más fuerte.
AMADO NERVO
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