REFLEXIONEMOS SOBRE NUESTROS SENTIDOS

¿CÓMO LOS USAMOS?

Imaginemos que vemos a una persona , conocida o desconocida… da lo mismo) nuestros ojos se dirigen hacia ella, qué contemplamos primero la ropa que viste, el calzado que usa, el peinado que lleva … o tratamos de captar su mundo interior , la belleza que encierra, los valores que cultiva.

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Usemos la vista, para extraer  la belleza de la vida, para ver el interior de las personas.

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Ahora transportemos a un parque, agudicemos nuestro oídos, qué hacemos casi por inercia, tratar de descubrir lo que se dice, pero con fines de crítica, o para retener lo que  voces maledicentes dicen en contra de alguien.

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Usemos nuestros oídos, deleitémoslos con el trinar de las aves, con la música que produce el agua al chocar contra las piedras, con la sinfonía que emiten las hojas de los árboles al contacto con el viento. Escuchemos el llamado silente de ayuda de nuestros hermanos para poder tenderles la mano y decirles no estás solo, aquí estoy para ayudarte.

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Paseemos, ahora por un gran jardín pleno de flores diferentes y pongamos nuestro olfato al servicio de la naturaleza, descubramos los miles de aromas que de allí se desprenden y que en su conjunto emana el perfume del amor. No permitamos que se contamine con olores tales como el egoísmo, la maledicencia, los resquemores, la envidia… y tantos otros que sólo  traen infelicidad.

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Trasladémonos a un día de graduación, pongamos a trabajar  nuestro gusto para saborear el triunfo de los que han llegado a la meta  propuesta, aunque nosotros no hayamos llegado  todavía, jamás lo usemos para saborear las derrotas ajenas.

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Visitemos una casa de acogida, un hogar de ancianos, un hospital, y usemos nuestro tacto para transmitir amor, solidaridad, paz, para poner una gota de luz en el oscuro camino de las personas que allí moran.

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El sexto sentido,   nos da la sabiduría para distinguir la diferencia entre los otros sentidos, entre el bien y el mal, entre dar o recibir, entre construir o destruir.

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A veces miramos sin ver, oímos sin escuchar, olemos sin percibir, probamos sin saborear, tocamos superficialmente. Siempre hay tiempo para rectificar, por lo tanto cada vez que enfrentemos una situación usemos: Nuestra vista para ver, nuestros oídos para escuchar,  nuestro olfato para percibir los diferentes aromas, nuestro gusto para, probar, paladear y saborear, y nuestro tacto para palpar en profundidad.

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Lo importante no es la cantidad de sentidos que tenemos sino el uso que hacemos de ellos.

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Fuente. Buscadores de la Luz

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