¿TIENES EL HABITO DE SENTIRTE OFENDIDO?

ENVIADO POR ROBERTO

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TIENES EL HABITO DE SENTIRTE OFENDIDO?

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Perdona a los demás y déjalos ser

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Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.

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La sorprendente revelación que te voy a hacer, va a cambiar tu vida…

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¡Nadie te ha ofendido!

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Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren.

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Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos.

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No son reales.

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Son imaginarias.

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Si tu esperabas que tus padres te dieran más amor, y no te lo dieron, no tienes porqué sentirte ofendido.

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Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas.

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Y tus ideas son las que te lastiman.

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Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo…

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Tu pareja no te ha hecho nada.

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Es la diferencia entra las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren.

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Nuevamente, eso está en tu imaginación.

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¿Enojado con Dios?

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Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman.

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Dios jamás ofende y daña a nadie.

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Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar.
Si pierde una, el hábito se desarma.

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El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las “ofensas”.

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Cuando nacemos, somos auténticos.

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Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la sociedad y televisión nos enseñan.

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Y crean una novela falsa de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y como deben de actuar los demás.

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Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.

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También, las personas son creaturas de inventario.
A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.

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Las experiencias negativas dejan una huella más profunda en nosotros que las positivas.

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Y cuando una persona es maltratada por alguien, deja esa experiencia en su “inventario”.

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Cuando conoce a alguien, tiene miedo.

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Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que la hirió.

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Saca una experiencia de su inventario negativo.
Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes.

¿Resultado?

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Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.

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Y el inventario negativo sigue creciendo.

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En realidad lo que hace es que te estorba.

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No te deja ser feliz.

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Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz.

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Es porque el inventario negativo aumenta año con año.

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¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años?

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Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida.

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Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.

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Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida.

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Cuando le dices lo que debe hacer y te dice “no”, creas resentimientos por partida doble.

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Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.
Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es.

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Y es un círculo vicioso.

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Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca.

Aprenderán de sus errores por sí mismos.

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Déjalos ser.

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También, nadie te pertenece.

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Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron “¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir.

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Es una idea completamente desconocida para nosotros”.

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Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen.

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Es como el fulgor de las aguas o el aire.

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No los puedes comprar.

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No los puedes separar.

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No son tuyos. Solo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza.

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El cauce de un río no lo puedes atrapar.

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Solo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.

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Las personas son un río caudaloso.

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Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar.

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Amalas, disfrútalas y déjalas ir.

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Entonces ¿Cómo puedo perdonar?

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1) Entiende que nadie te ha ofendido.

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Son tus ideas acerca de cómo deberían actuar las personas y Dios las que te hieren.

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Estas ideas son producto de una máscara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente.
Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar con esas ideas que tienes.

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Porque son ideas falsas.

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2) Deja a las personas ser.

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Deja que guíen su vida como mejor les plazca.

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Es su responsabilidad.

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Dales consejos, pero permite que tomen sus decisiones.

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Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

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3) Nadie te pertenece.

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Ni tus padres, amigos y parejas.

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Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza.

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Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas.

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Ama y deja ser.

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4) Deja de pensar demasiado.

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Abrete a la posibilidad de nuevas experiencias.

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No utilices tu inventario.

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Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es.
Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

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5) La perfección no existe.

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Ni el padre, amigo, pareja o Dios perfecto.

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Es un concepto creado por la mente humana que ha un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE.
Porque es un concepto imaginario.

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Un bosque perfecto serían puros árboles, Sol rico, no bichos… ¿existe? No.

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Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No.

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Solo a un nivel intelectual.

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En la realidad JAMAS VA A EXISTIR.

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Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad.

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Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido.

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Deja de resistirte a que las personas no son como quieres.
Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

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6) Intoxícate con la vida.

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La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo.

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Me complacerá decírtelo por experiencia.

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7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado.

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Imagínate que ambos están cómodamente sentados.

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Dile porqué te ofendió.

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Escucha su explicación amorosa de porque lo hizo.
Y perdónala.

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Si un ser querido ya no está en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres.

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Escucha su respuesta.

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Y dile adiós.

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Te dará una enorme paz.

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8) A la luz del corto período de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices.

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Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos.

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Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros.

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No puedes darte ese lujo.

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9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane.

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Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor.

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Vuelve a leer este artículo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior.

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Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.

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Y como dirían los Beatles, Let it be!

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Deja al mundo ser. Y déjate ser a ti también.

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Colaboración de Edgar Martínez (Webmaster)
México

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tubreveespacio.com

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