ENVIADO POR ROBERTO.
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El libre albedrío es uno de los valiosos regalos dados por Dios al hombre a través de lo cual ejercitamos la voluntad para tomar nuestras propias decisiones. Siendo Dios el dueño de todas las almas, por cuanto El las creó a su imagen y semejanza, jamás ha coartado esa libertad. Su propósito no fue hacer marionetas, títeres o robots a los cuales El pudiera manejar a su antojo. El no consideró la creación del hombre como un juego; todo lo contrario, sino como algo de mucha seriedad. "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó." (Génesis1:27)
Si El, que es Dios, respeta nuestra voluntad, así debemos de hacer nosotros para con los demás. Respeta a tu prójimo si quieres que se te respete a ti. Aun advirtiendo tú, que la decisión tomada por otro podría traerle serias consecuencias, no puedes tú obligarlo a ver la situación como tú la ves, ni forzarlo a cambiar de parecer. Puedes darle un consejo y puedes instruirle; también debes de orar por él o ella, pero JAMÁS empujarlo a pensar como tú. Eso es soberbia y altivez de espíritu, lo cual es pecado y trae serias consecuencias al que lo practica. No podemos intentar hacer de los demás una copia de nosotros mismos. Aún las diferencias hay que tratarlas con dignidad entendiendo que cada cual es "único" y por lo tanto merece que se le respete.
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Ninguna persona es la propiedad de otra; ni aun los hijos. Estos le son dados por Dios a sus padres para que sean criados con amor. Dios es su dueño y algun día cada padre tendrá que dar cuenta a Dios por cada uno de ellos. Los padres responsables, pídanle sabiduría a Dios para lograr que sus hijos se cedan voluntariamente a su autoridad, y no vayan a provocarlos a ira, sino, que los puedan criar en disciplina y amonestación del Señor. (Efesios6:4)
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El matrimonio también se presta para que ciertos cónyuges quieran posesionarse de su pareja, asfixiando y matando poco a poco lo hermoso de la relación. Se estrangula la libertad a tal grado que uno se convierte en tirano sin misericordia y el otro en esclavo sin razón alguna que pueda justificarlo. Eso es una condición patólogica y enfermiza y el ó la que se encuentre en semejante situación corra a buscar ayuda antes de que sea demasiado tarde. Dios instituyó el matrimonio para que la pareja se amara y se respetara, no para que se posesionaran uno al otro.
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Aprendamos a respetar la libertad que Dios le dió a cada uno, y a vivirla y ejercitarla conforme al valor y propósito para lo cual nos fue dada. Abra el Señor nuestro entendimiento y disponga nuestro corazón para reconocer, si no lo habíamos hecho, de que ni tú ni yo somos el Creador, sino las criaturas. "Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos..." Salmo 100:3
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